Gracias 2015.

Adiós 2015.

Es una pena decirte adiós, porque has sido más que bueno conmigo. No me estás dando las mejores Navidades pero poco importa, porque sé que he disfrutado de cada una de las 365 nuevas oportunidades que me has ido dando día a día.

Adiós 2015, sé que no nos volveremos a ver, y que contigo se quedan un montón de finales y aún más comienzos. Y no quiero que te vayas sin asegurarme de que todas las personas que lo han hecho especial sepan que les agradezco cada minuto de su tiempo invertido en mí o conmigo.

Adiós, 2015 , y contigo la Universidad. Estudiar Psicología no me ha hecho psicóloga, pero sí me ha hecho aprender, aprender sobre mi misma, sobre otras personas y aprender con amigos. Amigos que sé que presenciarán, me acompañarán y compartirán los momentos más importantes de mi vida. Amigos que no veo ni veré tanto como me gustaría, pero que sé que estarán ahí cuando mi primavera, otoño, verano o cualquier otro invierno se tuerza. Mis Psicolocas y sus risas aseguradas (Anita, nos vemos en Segovia 🙂 ). Mis cerdeñeros… Cómo echo de menos tener el culo en remojo en aquellas agüitas…! Pero sobre todo, mis dos panditas favoritas, que no importa qué pase ni cuándo ni cómo, que sé que son mi mejor terapia, medicina, colchón y muelle. Raquel, Marta, os quiero, os quiero con locura, amigas.

Adiós 2015, has sido testigo de cómo amistades más antiguas no sólo continúan, si no que se fortalecen. Has sido el causante principal de demostrarme una vez más que los amigos están no sólo para lo malo, sino también para lo bueno, que a veces parece que se nos olvida. Y con esto quiero decirte Lúa, que quedas cordialmente invitada a la próxima risoterapia que 2016 inaugurará. Higes (tengo el propósito para 2016 de aprender a llamarte por tu nombre), gracias por soportar mis ausencias y hacerme disfrutar de cada café, paseo, cerveza y visita a Madrid o Alcalá. Gracias por ser un apoyo que aunque parezca invisible por lo poco que nos vemos, ha estado (créeme) más que presente en el 2015 y seguro que lo estará aún más en el 2016.

Adiós 2015, que además me dejaste empezar un máster que creo que va a quitarme más de una noche de sueño en el 2016 y conocer a personas que día tras día madrugan con una sonrisa en la cara (creo que duermen con ella). El chute de energía que dais (queriendo o sin querer) es necesario para aguantar el ritmo, y seguro que en 2016 terminamos esta carrera con puntuaciones extraordinarias. Gracias por ser tan geniales.

Adiós 2015, no puedes irte sin que dejen de estar presentes en estos últimos días que te quedan, amigos a los que veo tan pocas veces al año que si lo pienso, hasta duele. Sin embargo sé que esas 2 o 3 veces son suficientes para contarles con cada abrazo lo que les echo de menos cada día que paso sin ellos. Morenaso, espero mis cerves a la orillita del mar. Catalanas, os debo (lo sé) una visita, varias charlas, y miles de risas y abrazos… Seguro que llegan pronto.

Adiós 2015, contigo se queda también el mal sabor de boca de haber descuidado amistades que fueron importantes para mí. Espero que el año que entra me permita rectificar y recuperar al menos aquellas que consigan perdonármelo.

Adiós 2015, has hecho que por miles de casualidades que tiene la vida conozca al que estoy segura será un buen compañero de juegos, peleas, romances, paseos, viajes y mil historias que aún quedan por descubrir. Me muero por saber lo que el 2016 nos trae, Álvaro. Eres el mejor amigo que podría tener, gracias. Te quiero muchísimo.

Adiós, 2015. Cuando pienso en la palabra familia y todo lo que ello implica, me siento confusa. Normalmente es algo que te toca, en lo que puedes tener más o menos suerte. Casualmente, me ha tocado la mejor. Y no, no lo digo por decir ni hablo por hablar. 2015, decidiste darnos uno de los días más amargos de nuestras vidas a la familia, pero nos sirvió como excusa para demostrarnos que siempre seremos el hogar al que volver. Abuelo, se nota tu falta… Se nos fue el mejor de los Sánchez.

No conozco familia que luche más por mantenerse a salvo y cuidar los unos de los otros. No podría sentirme más cuidada y querida. No me ha faltado de nada nunca y no podría sentirme más orgullosa de cada una de las personas que la formamos. Por favor, 2016… Pórtate bien y ata los cabos que el 2015 deja sueltos, espero que por falta de fuerzas y no por dejadez. Es el único deseo que pediré a las uvas, de lo demás prometo encargarme yo. La familia no es algo que pueda escogerse, pero caprichosa la vida que escogió por mí y no pudo haber elegido mejor.

Te quiero mamá, te quiero papá, gracias por haberme aguantado y comprendido cuando ni yo misma lo hacía y por quererme como lo hacéis.

Adiós 2015, me ha encantado la oportunidad que me has dado para conocerme, quererme y comprenderme aún más. Cuanto más descubro, más me gusta, y aunque esté pecando de falta de humildad, creo que nunca está de más reconocer lo que ha costado tantos años pulir y construir. Trabajaré duro en 2016 para seguir creciendo, aún queda un largo camino por crear y recorrer…

Hola, 2016.

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